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Basada en hechos reales, cuenta la historia alrededor de la entrevista en “60 minutes” (algo así como Informe Semanal en la TV USA) que cambió las reglas para el sector de las tabacaleras. En el reportaje un vicepresidente despedido de una de ellas explica como su producto es diseñado y fabricado para enganchar.
A diferencia de mi primera película, La delgada línea roja, que es lenta, visual y en plena naturaleza; esta película es de un ritmo trepidante, de muchos e intensos diálogos y completamente urbana. Mucho más centrada en los personajes y en sus decisiones morales.
Ha sido la única vez que me ha gustado la irritante costumbre española de retitular las películas extranjeras porque el título español, El Dilema, acierta más con el que creo que es el misterio central de la película: entender por qué un hombre de éxito, con una vida perfecta, la arruina a sabiendas. Qué mueve a una persona con una carrera de éxito y vida de lujo a volverse contra sus iguales y arruinar su vida y reputación. Qué empuja a convertirse en héroe a un ejecutivo fondón, antipático, gris, desagradable,… magistralmente representado por Russell Crowe.
Al final de la película, ya con su vida hecha un desastre y un horizonte de juicio tras juicio, hay un momento en la entrevista en el que le preguntan si lo volvería a hacer. Es una secuencia lenta e intensa en el que se queda sin responder. No se siente esa intensidad si todavía no sabes por qué lo ha hecho; porque si ya lo has descubierto, sabes en lo que tiene que estar pensando
Increíblemente la película está dirigida por Michael Mann. No me puedo explicar cómo puede hacer esta obra tan redonda y al mismo tiempo perpetrar Hancock, Collateral, Miami Vice ... No me puedo explicar cómo alguien que se ha dedicado a películas de acción impactante y efectistas, ha podido reprimirse para hacer algo tan contenido y complejo.
Hay escenas secundarias geniales en la película. Christopher Plummer hace un papel grandísimo protagonizando varias. Durante toda la película hace un papel de periodista comprometido y solvente, para hacernos sentir su ocaso de una forma comprensible. La escena en que se confiesa a Al Pacino explicando por qué se ha equivocado es preciosa y dura. Y Al Pacino está genial como siempre, esta vez con menos aspavientos.
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